viernes, 10 de mayo de 2013

TODA CLASE DE PIELES





Toda clase de pieles

Adaptación del cuento

Había una vez hace muchos años, en un lejano país, un rey llamado Carlos y una  reina llamada Cristina que vivían contentos en su maravilloso castillo. La reina era bellísima y  encantadora  y todos envidiaban al rey por estar con ella.

La reina y el rey decidieron tener un  precioso bebe, y tras varios años de intententar tener un hijo, al final la reina se quedo embarazada.

Tras 9 meses de embarazo, nació la princesa Sara que era tan guapa como su madre. Pero, tras el nacimiento de la princesa, la reina enfermo y el rey Carlos que quería mucho a su mujer y estaba muy enamorado de ella, llamó a los mejores médicos del reino y de otros reinos para que la curasen. Pero, la reina Cristina no se recuperaba.

La reina pidió  a su marido su último deseo antes de morir; le dio una cadenita de oro junto con el anillo de bodas, un diamante de color azul y un medallón de la virgen, para que él se lo diera a su hija Sara cuando esta fuera más mayor, y también pidió a su  marido que cuando ella ya no estuviera, que se casara con una mujer más guapa y encantadora que ella, ya que el rey era joven y tenía que dar un hermanito a Sara.

Pero tras varios años después de la muerte de la reina Cristina, el rey no consiguió encontrar a una mujer tan bella y encantadora como la reina Cristina. La princesa Sara que veía  cada vez más triste a su padre, decidió buscarle una reina, pero no una reina cualquiera, sino  una reina tan guapa, maravillosa y encantadora como lo fue su madre.

Por ello, pensó salir del reino cuando tuviera la mayoría de edad, en busca de una  maravillosa reina para su padre. La princesa Sara decidió que al cumplir su mayoría de edad asistiría a todos los bailes que se celebraban todos los viernes en los castillos de los reinos vecinos, para buscar a una mujer tan bella como lo fue su madre.

Cuando Sara cumplió la mayoría de edad, el rey como bien había prometido a su mujer cristina antes de morir, le regaló por su cumple la cadenita de oro de la reina Cristina, Sara se emocionó  con el regalo que le había hecho su padre ya que la cadenita  perteneció a su madre y le recordaba mucho a ella. A parte de la cadena de oro, el rey Carlos decidió concederle por su cumple 4 regalos a su hija.

Sara, que había planeado salir del castillo todos los viernes en busca de una maravillosa reina para su padre, decidió pedirle 3 vestidos para los bailes  y un abrigo para no coger frio cuando fuera a los diferentes reinos.

 Pidió a su padre un vestido tan dorado y precioso como el sol, otro vestido tan reluciente y plateado como la luna, otro vestido tan brillante como las estrellas y por último un abrigo de toda clase de pieles para camuflarse en el bosque y no coger frio.

La princesa no podía decirle a su padre que se iba en busca de una maravillosa reina para él, ya que quería que fuera una sorpresa. Por lo tanto, todos los viernes después de cenar con su padre, se ponía uno de sus vestidos nuevos y su abrigo de toda clase de pieles para camuflarse y no coger frio y se iba a los bailes de los reinos vecinos. Pero, la  princesa Sara no consiguió encontrar a una mujer tan guapa como su madre.

Un día decidió irse a un reino un poco más lejano, donde había oído escuchar que había una mujer hermosa. Para llegar hasta él, tenía que pasar por un bosque bastante largo. La princesa Sara pensó que como el reino estaba tan lejos igual estaría algunos días fuera del reino, asique cogió sus vestidos nuevos, sus joyas y su abrigo de toda clase de pieles.

Tras marcharse de su reino, la princesa durante el día en el  bosque se escondía en cuevas y arbustos  y por la noche caminaba  y corría para alejarse de su reino, ya que pensaba que su padre preocupado estaría buscándola.

Un día por la tarde, cuando estaba descansando en una cueva bajo un  árbol, escuchó hablar a unas mujeres que se dirigían a su reino. Hablaban de todos los frutos  y flores que habían recolectado para el gran  banquete y el baile de primavera que se celebraba esa misma noche en el palacio. 

La princesa Sara pensó que ese sería el famoso palacio donde se encontraba la mujer maravillosa adecuada para su padre, y decidió ir a donde estaban esas mujeres, las cuales estaban recogiendo flores. 

Cuando se encontró con ellas, les dijo que se había perdido, que necesitaba agua y comida que tenía mucha hambre. Las mujeres que eran encantadoras y trabajaban en el palacio de aquel reino decidieron llevarla con ellas  y proporcionarla comida, bebida y todo lo que ella necesitara. La joven Sara que no quería que la reconocieran por miedo a que la llevaran a su reino con su padre, se hizo pasar por la joven de “todaclasedepieles”.

Cuando llegaron a aquel maravilloso reino, las mujeres que estaban muy alteradas y nerviosas, porque tenían que preparar toda la comida y la decoración de la fiesta de la primavera, la cual duraba dos noches y un día entero, pidieron a la joven que les ayudaran con los preparativos de la fiesta durante 3 días a cambio de comida, bebida y cama.

La princesa Sara que quería entrar en el castillo fuera como fuese aceptó, y les ayudó con todo lo que pudo.  Mientras ayudaba a las mujeres del palacio a decorar, escuchó a una de ellas decir, que el joven príncipe del castillo aprovecharía esta fiesta para elegir a su futura esposa.

 Así que pensó que la fiesta  sería una buena manera para  buscar a una esposa para su padre y también una forma de conocer al príncipe.

Después de ayudar a aquellas encantadoras mujeres, la dieron una habitación cerca de la cocina para que descansara y así poder coger fuerzas para trabajar al día siguiente.

Sara aprovechó y se lavó, se peinó y se puso el vestido tan dorado como el sol. Al entrar al baile, todo el mundo la observaba admirando su belleza y su vestido tan reluciente.

 El príncipe, el cual estaba conociendo a muchas jóvenes, se paró a observarla, nunca había visto una mujer tan bella como la princesa Sara.

El príncipe, llamado Mario, decidió bailar con ella y estuvieron bailando un buen rato, pero ella se tenía que ir porque al día siguiente madrugaba para ir a recoger flores y frutos con aquellas mujeres de palacio, por lo que la joven Sara se marchó, abandonando el baile.

Sara, se quitó su precioso vestido, su peinado y se puso de nuevo aquella ropa que le dejaron las encantadoras mujeres. Se metió en la cama para descansar, pero antes de dormir una de las mujeres entró en su habitación para pedirle ayuda en la cocina.

Sara se fue con ella a la cocina, y la mujer le pidió que solo fuera a la habitación del príncipe Mario a darle su postre favorito “fresas con un poco de leche”.  La princesa Sara que se  había enamorado del príncipe Mario, se fue a la habitación del príncipe y antes de entrar se quitó su medallón de la virgen que su madre le había regalado y se lo metió en la copa de las fresas con leche.

Después de que el príncipe se tomara su postre favorito, se dio cuenta que en el fondo de la copa había un medallón y bajó a la cocina a preguntar a las mujeres que de quién era ese medallón, todas las mujeres le respondieron que no era de nadie, que ninguna lleva collares en el trabajo, y el príncipe Mario que era muy listo empezó a sospechar de la joven que le había llevado su postre favorito a su habitación ya que nunca la había visto en el palacio.

Al día siguiente la princesa Sara se puso su abrigo de toda clase de pieles y estuvo ayudando a las mujeres a buscar flores y frutos durante toda la mañana y por la tarde estuvo decorando el palacio. Cuando finalizó su tarea, como el día anterior se fue a su habitación, se lavó, se peinó y se puso su vestido tan reluciente y plateado como la luna.

Llegó al baile, y de nuevo bailó con el príncipe. Al caer la noche, ella se despidió de él y se fue de nuevo a su habitación donde se quitó el vestido, el peinado y se puso la ropa que las maravillosas mujeres le habían prestado.

Se metió en la cama y se intentó dormir, pero no consiguió dormirse ya que no paraba de pensar en el príncipe Mario, asique decidió ir a la cocina y ayudar a las mujeres pidiéndolas que ella misma llevaría el postre favorito del príncipe Mario a su habitación. 

La princesa Sara esta vez dejó caer el  pequeño diamante azul, que era de su madre, en la copa de las fresas, y le subió el postre al príncipe Mario, el cual estaba en su habitación, el príncipe sospechaba de ella, pero no dijo nada por miedo a equivocarse y se tomó el postre tranquilamente cuando de repente se dio cuenta de que había un pequeño diamante azul. Se extraño ya que una cadena de oro de la virgen la podrían tener las que trabajaban en el palacio, pero; ¿un diamante? ¿Y azul? Pensó que era imposible.

Al día siguiente, la fiesta  duraba un día entero, desde la hora de comer hasta la noche y en el podían asistir todas las mujeres y hombres que trabajaban en el palacio. La joven tuvo que madrugar más para ayudar a las mujeres a buscar nuevas flores y más frutas en el bosque. 

Al llegar al palacio, después de decorar todo el banquete con nuevas flores, todas las mujeres y hombres que trabajaban en el palacio decidieron por turnos asistir a la fiesta ya que ese día, todo el mundo disfrutaba de la fiesta de la primavera.

La princesa Sara se preparó para la fiesta de la primavera poniéndose su vestido  tan brillante como las estrellas. Después del banquete, la princesa Sara volvió a bailar con el príncipe Mario, y él sin que ella se diera cuenta le puso un anillo en el dedo.

La princesa Sara se marchó a la cocina ya que era su turno  de trabajar preparando los postres para todos los invitados. La princesa Sara no tuvo tiempo de quitarse el peinado, ni el vestido, por lo que pasó por su cuarto a coger su abrigo de toda clase de pieles y se lo puso por encima para que nadie la reconociese.

Estuvo muy liada junto con dos trabajadoras mas, preparando postres, y una de las trabajadoras la dijo que llevara el postre favorito a la mesa del príncipe Mario, el cual estaba sentado con sus padres (los reyes) y los amigos y las amigas de los reyes. La princesa Sara aprovechó para meter el anillo de bodas de su madre en la copa de fresas del príncipe Mario.

Sara estaba muy nerviosa, ya que no se había cambiado de ropa y la podían reconocer, además esta vez no le entregaba el postre en su habitación sino lo hacia delante de su familia y de todos los invitados.

Al entregarle la copa de fresas, el príncipe Mario que llevaba sospechando de ella desde hace tiempo, observó que llevaba en el dedo el anillo que él le había puesto durante el baile y sin comerse la copa de fresas saco el anillo que ella le había puesto en el postre y le dijo a la joven delante de todo el mundo; ¿sabes lo que es esto? Y la joven muerta de la vergüenza dijo tímidamente; “parece un anillo de boda majestad”.

 El príncipe Mario, se levantó y se colocó delante de ella mirándola a los ojos y le dijo: “Esto es un anillo de bodas, que es el compañero del anillo que antes durante el baile te he colocado en el dedo, porque tú eres la mujer con la que siempre he soñado y con la que quiero pasar el resto de mi vida”.

En ese momento ella le besó  y le abrazó mientras los reyes, los invitados y todos los trabajadores del palacio aplaudían.

Más tarde ella le contó el motivo por el que estaba allí; “ella estaba porque había oído hablar de una mujer maravillosa y guapísima que es lo que necesitaba su padre”. 

El príncipe Mario le sonrió y le dijo que él conocía a una mujer guapísima y encantadora que no sabía si era a la que ella se refería pero que se la podía presentar, ya que era la mejor amiga de su madre, que casualmente era la reina de un reino cercano.

La princesa Sara conoció a toda la familia del príncipe Mario y también a la reina Margarita que era la mejor amiga de la madre del príncipe Mario, que era encantadora y bellísima, tan guapa como lo fue su madre.

El príncipe Mario y la princesa Sara se casaron y en la boda se conocieron el rey Carlos y la reina Margarita, los dos se enamoraron al instante y poco después se casarón y la princesa Sara tuvo un nuevo hermanito más adelante, llamado Héctor.

 

He adaptado el cuento, de tal forma que pudiera ser dirigido a niños de entre  5 a 9 años.

He hecho algunos cambios como pueden ser:

-      He omitido el tema de que el rey se quisiera casar con su hija, y que por lo tanto la hija hiciese todo lo posible por alejarse de su padre.

-       Otro cambio, es que la hija se va del castillo para buscar una buena esposa para su padre, ya que veía a su padre muy solo y triste.

-      También he cambiado la figura de la rueca de la cadenita  por un diamante azul, ya que la rueca es una palabra que los niños suelen desconocer.

-      He puesto fin a la historia, la hija se casa con el príncipe que conoció en el baile, y también le consigue a su padre una mujer maravillosa y hermosa.

-      También he cambiado la figura de los cazadores que encuentran a la joven el bosque, por unas trabajadoras del palacio, al igual que he cambiado al cocinero del palacio por las trabajadoras.

-      También he cambiado la última noche del baile, por un día entero en el que participasen también los trabajadores del palacio.

-      Otro cambio que he hecho es cambiar la cena del príncipe “consomé” por “una copa de fresas con leche” ya que la palabra consomé no es una palabra muy utilizada entre los niños, y entenderían mejor cualquier otro tipo de alimento. 

 

He mantenido:

-      La muerte de la reina.

-      El deseo de la hija de que su padre tuviera una nueva mujer.

-      La huida de la princesa.

-      Los tres vestidos y el abrigo que el padre le regala.

-      Los refugios en los que se esconde la princesa en el bosque.

-      Los bailes entre el príncipe y la princesa.

-      La princesa trabaja en la cocina del palacio.

-      La princesa le mete sus pertenencias en la cena del príncipe.

-      Cuando el príncipe pone el anillo a la princesa.

-      El final, cuando el príncipe le declara su amor a la princesa.

 

 

1 comentario:

  1. Muy bien.

    Para que esté perfecto:

    Es mejor que no le pongas nombre a la reina si va a morir. Los niños no identifican a los personajes de los cuentos folclóricos con su entorno real porque no suelen tener nombre.

    Los tres vestidos y el abrigo de toda clase de pieles, son una argucia de la protagonista para retrasar lo que no desea hacer; en tu adaptación son regalos sin esta función inicial.

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